Mujer y su Historia



Desde la prehistoria, las mujeres, como los hombres, han asumido un papel cultural particular.

La opinión que los antiguos griegos tenían de las mujeres se halla resumida en el relato que de su creación hace Hesíodo. Según este poeta, la primera mujer, Pandora, fue creada por Zeus como castigo a los hombres. Aristóteles, afirmaba que las mujeres son <> que los hombres. Se consideraba de cuerpo frío aquél que no había acabado de hacerse; la debilidad térmica de las mujeres se manifestaba en que envejecían antes que los hombres, tenían la carne más blanda y el cerebro menos voluminoso.

Para Aristóteles, la mujer, en cuánto a madre, no era más que el soporte alimenticio y físico donde se encuentra el hombre antes de nacer. Además, apoyándose en la medicina hipocrática, Aristóteles afirmaba también que, en comparación con el hombre, la mujer era menos musculosa y tenía las articulaciones menos pronunciadas, en definitiva, su cuerpo, era menos bello que el del varón. En consecuencia, el cuerpo femenino no merecía ser representado en el arte. Pero, en Esparta, una mujer representada en una escultura desnuda significaba para el filósofo la encarnación de la decadencia, cuyo origen había que buscarlo en la libertad de que gozaban allí las mujeres.

La formación que recibían las mujeres se fundamentaba en la opinión que de ellas tenían los griegos y se orientaba hacia su futuro, es decir, conseguir ser una buena esposa.

Las niñas aprendían a hilar y a tejer, así como algo de música y danza. Las hijas de los ciudadanos sólo aprendían a tocar la lira. Por lo general, las mujeres no continuaban su formación una vez que habían contraído matrimonio

La mujer romana tenía mayor libertad que la griega, al menos en algunos aspectos de su vida. Sobre la opinión del valor de las mujeres entre los romanos nos puede ilustrar el impuesto de capitación de Diocleciano para quien dos mujeres equivalían a un hombre. La mujer no tenía nombres propio, se la llamaba por el nombre del padre en femenino. Cuando en la familia había variar hijas, se añadía un ordinal al nombre, o se les apodaba <> o <>, en caso de ser sólo dos hermanas. La formación de una mujer romana de clase alta consistía en su preparación para ser madre. Los médicos aconsejaban el juego de pelota y el canto en los coros como ejercicios que preparaban su cuerpo para la maternidad y estimulaba la fertilidad.

Las mujeres debían aprender a hilar, tejer y bordar. Entre los 7 y los 12 años de edad recibían la misma formación que los niños; las hijas de los plebeyos asistían a la escuela del Foro, donde aprendían a contar, leer y recitar versos; las de las clases altas tenían preceptores privados. No había, en principio, impedimento para que pudieran continuar su formación a partir de los 12 años, pero al contraer matrimonio era frecuente que acabara entonces su educación. Sólo las mujeres que se preparaban para cortesanas continuaban su aprendizaje.

En la Edad Media, la conducta femenina fue pautada para cada momento y situación de la vida. Casi siempre la edad corresponde a un estado civil y a una función de acuerdo a ella. Tal es así que representó la imagen de la prometida, la casada, la viuda, es decir, siempre ligada a un hombre que se responsabilice por su conducta. El papel más importante atribuido a la mujer era el de esposa y madre.

En la historia reciente, los roles de las mujeres han cambiado enormemente. Las funciones sociales tradicionales de las mujeres de la clase media consistían en las tareas domésticas, acentuando el cuidado de niños, y no solían acceder a un puesto de trabajo remunerado. Para las mujeres más pobres, sobre todo entre las clases obreras, esta situación era a veces un objetivo, ya que la necesidad económica las ha obligado durante mucho tiempo a buscar un empleo fuera de casa, aunque las ocupaciones en que se empleaban tradicionalmente las mujeres de clase obrera eran inferiores en prestigio y salario que aquellas que llevaban a cabo los hombres. Eventualmente, el liberar a las mujeres de la necesidad de un trabajo remunerado se convirtió en una señal de riqueza y prestigio familiar, mientras que la presencia de mujeres trabajadoras en una casa denotaba a una familia de clase inferior.

El movimiento feminista es en parte una lucha por el reconocimiento de igualdad de oportunidades con los hombres, y para la igualdad de derechos independientemente del sexo. Las dificultades para obtener este reconocimiento se han debido a factores históricos combinados con las costumbres y tradiciones sociales.

Actualmente, gracias a los cambios económicos, el apoyo del poder económico y los esfuerzos del movimiento feminista de hace décadas y otros movimientos de derechos humanos, en la mayor parte de las sociedades las mujeres tienen acceso a carreras y trabajos, más allá de la atención de los quehaceres domésticos o de ama de casa.



La mujer, ser que nos enseña el significado del amor. Desde que empieza el proceso de fecundación en la mujer (ser que da vida), empieza éste a manifestar amor. Es ella quien decide si quiere o no dar vida a este nuevo ser que se está gestando, ya que con su llegada sacrifica su existencia para dar amor y dedicación al hogar y a esa nueva vida.

Muchas veces vemos la mujer como objeto sexual, y no valoramos ni tenemos en cuenta sus sentimientos. Si observamos la historia, podemos encontrar que la mujer tenía muy pocos derechos o sus derechos eran muy limitados y muchas veces era tratada como “esclava del hombre”, no tenía derecho a la participación política, a laborar ni recibir recompensa por sus labores, no se tenían en cuenta sus ideas, ni los aportes que esta podía realizar.

En la edad media por ejemplo, la mujer pasaba del poder de su padre al de su esposo. Y era su padre quien elegía la persona que desde ese momento tenía el control sobre ella. La iglesia y la sociedad la consideraban como una “hija de Eva” que se convierte en una deficiencia de la naturaleza, de menor valor y dignidad que el hombre. Es por esto que la mujer no participaba de la vida social, no tenían derecho a tomar decisiones relevantes ni expresar sus ideas ante la sociedad.

Sin embargo en la modernidad, se da el paso progresivo de una nueva visión de la mujer. Una mujer que se convierte progresivamente en la imagen de la familia, tanto material como físico y espiritual. Ésta es ahora la compañía de su esposo ante la nueva sociedad y le va a permitir que éste ascienda hacía posiciones más elevadas de la sociedad burguesa. Sin embargo, ella no cuenta con un valor propio, su valor consiste simplemente en acompañar y mantener la imagen familiar ante la sociedad.

Actualmente, la mujer aún sigue sufriendo las consecuencias de una sociedad machista, donde se le considera como la madre de una familia o parte del disfrute del hombre; pero no como una persona capaz de generar ideas y emprender proyectos. Esto se puede evidenciar en nuestra sociedad y en los índices de maltrato físico, sexual y psicológico. Tan solo en el primer semestre de este año se reportaron 8.139.000 casos de maltrato y en el mismo lapso se reportaron 12 homicidios de mujeres a manos de su pareja, la mayoría de ellas entre los 25 y 29 años de edad.


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